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Edificio

EL PALACIO DE LA FAMILIA LLAMAS, MARQUESES DE MENAHERMOSA




El palacio que alberga los materiales extraídos del yacimiento ibérico de "El Cigarralejo" es una típica construcción del barroco murciano.

En el lugar donde se levantó existía, desde finales del siglo XVII, una casa más pequeña situada en la zona que da a la actual calle de González; propiedad de la familia Guillén; y otra que, en ese momento, estaba dividida en dos, perteneciente a los hermanos Várcarcel Melgarejo, don Juan Diego y don Fernando. Al primero pertenecía la porción de la calle del Marqués, y de Fernando era la fachada que da a la del Grifo, hoy Patricio Moya. 

Don Juan Diego Varcárcel, nacido en 1696 en Mula, residía en la ciudad de Lima (Perú), a donde le había llevado su grado de general. Allí trabó amistad con el marqués de Menahermosa, don José Antonio de Llamas y Estrada, a quien vendió diversas propiedades en los campos y huerta de Mula y su parte de casa. 

A su muerte, acaecida en diciembre de 1745, y al carecer de herederos forzosos por ser soltero, lo designó heredero universal, algo que no gustó a los parientes de su villa natal, que pusieron demandas en los tribunales, perdidas al poco. 

LA FAMILIA LLAMAS , MARQUESES DE MENAHERMOSA 

Abandonamos por un momento la historia de la casa solariega y nos centramos en la familia que la mandó construir.

El abuelo del primer poseedor del título, don Diego de Llamas, era natural de Mula, y por reveses de fortuna, hubo de alistarse en el ejército y pasar a la zona de Almería. Su hijo Cristóbal, nació en la Rioja, pueblecito cercano a la ciudad de Almería, donde contrajo matrimonio con doña Damiana Estrada, del que nacieron varios hijos, uno de los cuales fue José Antonio, Bautizado el 27 de mayo de 1687. 

Asentó plaza en la milicia en 1696, en el Peñon de Vélez de la Gomera, destino de su familia. Durante la guerra de Sucesión formó en las filas de Felipe V, en las que derrochó valor y astucia y fue ascendiendo en el escalón hasta ser nombrado Segundo Teniente de las Reales Guardias Españolas en 1711. 

Unos ocho o diez años más tarde conoce a doña Ana Magdalena de Mena Ferrari, nacida en Alejandría, cerca de Milán. El encuentro pudo tener lugar en Monzón (Huesca), donde residía la familia de ella y donde debieron de casarse en 1720 o 1721. Su primer hijo, José Antonio, nació en Madrid en diciembre de 1721. Trasladados a Barcelona, allí tendrán a sus dos hijas, María Josefa y Ana Magdalena, en 1723 y 1726, respectivamente. Vueltos a Madrid en 1728, en la capital de España, nacerá su último vástago, Antonio, muerto en el frustrado asalto a Argel en 1775. 

Hombre de confianza de la Monarquía Borbónica, en 1729 le llega su gran oportunidad, al ser designado como Cabo Principal de las Armas de Tierra del Perú, en cuyo cargo se subrogaba el de general del puerto de El Callao y conllevaba el título de Teniente de Capitán General del Reino del Perú. Embarcó para el Nuevo Mundo al año siguiente con dos criados y en El Perú permaneció veintisiete años, mientras su esposa se hacía cargo de la educación de sus hijos.

En América adquirió su marquesado, en agosto de 1745, por la importante suma de 20.000 pesos y allí hizo fortuna. Regresó en 1757 para ser nombrado, tres años después, corregidor de Tarragona. En aquella ciudad se jubiló con el grado de Teniente General de los Ejércitos y pasó a Mula, donde falleció en 1772. 


LA CONSTRUCCIÓN DE LA CASA SOLARIEGA

Doña Ana Magdalena de Mena Ferrari residía en Mula desde finales de la década de 1730 con sus hijos. Será a partir de 1746 o 1747, al recibir la copia del testamento del general Várcarcel, cuando decida construir su vivienda en la parte de la casa que le legaba en una de las mandas. Se puede suponer que adquiriría a la vez la que era propiedad de la familia Guillén y se le resistiría la del hermano del testador, don Fernando Varcárcel, por los pleitos entablados por éste y otros miembros de su linaje para invalidar lo dispuesto por el militar en el Perú. 

Hacia 1750 el edificio estaba concluido. Hecho a base de ladrillo visto, material barato de adquirir, es de una austeridad y sobriedad evidentes, si se hace abstracción de la gola pintada con motivos militares y del escudo marquesal, colocado en la gran fachada sur. 



Está dotado de planta baja, primero o principal y de desvanes. En éstos, a los que da luz una torre a cuatro aguas con amplias ventanas, se almacenaban los cereales de la cosecha, los embutidos de la matanza y dormían los criados. El bajo estaba destinado, igualmente, al servicio. En él se situaban las cocinas, el pozo, la bodega de aceite y la del vino, las cuadras y cocheras. 

El principal quedaba reservado a los propietario, que se asomaban al exterior por amplios balcones. En este espacio se hallaban el comedor, al que se accedía por la puerta central del rellano de la escalera; los dormitorios y el gran salón de baile. 

A la muerte del primer marqués su hijo, don José Antonio Llamas y Mena, amplió el palacio por el norte, una vez adquirió la parte de casa que pertenecía a los herederos de don Fernándo Valcárcel. 

La obra se ejecutó entre 1778 y 1780 y consistió en el añadido de un gran cuerpo con fachada de ladrillo perfectamente trabada con la preexistente. Por la calle, se advierte el acrecentamiento en el trozo de gola no pintado e, interiormente, en el cambio de las puertas de diversos cuartos, más recargadas que las primitivas. 

Las novedades más importantes de esta fase, llevada a cabo por el alarife muleño Rodrigo Lentisco, consistieron en hacer el oratorio a costa de de cerrar el último balcón del lado sur de la fachada principal, que fue decorado con sencillas pinturas y yeserías por un anónimo artista, quien también realizó los escudos heráldicos del matrimonio en el frente de la mesa del altar. Y en adornar la entrada principal con portada de mármol de las cercanas canteras de Cehegín, que importó, junto con la bien trabajada piedra de la esquina norte, 2.000 reales. 

Habrá que esperar al año 1927 para que se acometa una nueva remodelación del palacio, centrada en derribar parte de las cuadras y de las cocinas para hacer el jardín que hoy existe. 

En la actualidad se emplaza en un solar exento de forma cuadrangular y una superficie aproximada de 900 m², en el que apreciamos tres cuerpos claramente diferenciados, en cuanto a índole y volumen que corresponden respectivamente: al caserón barroco, a la ampliación del ala norte que forma una "L" con éste, y el jardín que ocupa la esquina sudoeste. 
Vista Palacio antes de su Restauración

La restauración del inmueble, una vez adquirido por el Exmo. Ayuntamiento de Mula y cedido al Estado para que sirviera como sede al Museo Arqueológico, ha sido llevada desde la Dirección de los Museos Estatales del Ministerio de Cultura, con un gran respeto hacia la estructura originaria como residencia burguesa dieciochesca y, en donde se compaginan perfectamente el continente y el contenido. Por todo, ello, el proyecto de rehabilitación recibió un premio de la Comunidad Autónoma de Murcia en 1988. Las obras de adecuación como futura sede de la colección de D. Emeterio Cuadrado comenzaron en 1981, para finalizar, tras un lapso de varios años, en 1992. 

ORATORIO DEL PALACIO

El oratorio se hizo al cerrar el primer balcón de la fachada de la actual calle del Marqués, junto a la esquina de la Avda. Juan Antonio Perea. 

El lugar del altar, reservado en exclusiva para el oficiante y acólitos, se elevó casi imperceptiblemente sobre el resto del espacio del que se segregó, una habitación que se hallaba adornada con un zócalo pintado, hoy desaparecido; se cerraba con una puerta corredera, tal vez entelada. Cuando el exceso de público lo demandaba, se convertían todos los cuartos del ala sur en capilla con sólo abrir sus puertas.         
                 
La decoración es sencilla a base de pinturas y yeserías doradas. La pintura de los muros la constituyen lienzos azules sobre fondo rosa y el zócalo, que imita al mármol, con vetas blancas y verdes en sus círculos. Los dos tramos de pared enfrentados tienen sendos lunetos perfilados en negro.

En el sitio donde se hallaba el cuadrado de la protectora del edificio, la Divina Pastora, popular advocación mariana de los siglos del Barroco, se dispusieron rocallas doradas sobre fondo verde claro, con flores en rojo y verde más oscuro, y una hornacina a cada lado,que contendrían imágenes de devoción queridas por los dueños. En la parte superior del hueco del cuadro se advierte un cayado y un sombrerito, confeccionados en escayola, atributos de la Virgen como Pastora Divina.

La mesa del altar se adorna con flores iguales a las descritas y dorados; y con los escudos de la pareja fundadora del título, don José Antonio de Llamas y Estrada, izquierda, y doña Ana Magdalena de Mena Ferrari, derecha, tocados con el coronel marquesal, de los que salen banderas y diversas armas. 

LA GOLA DEL EDIFICIO

La gola del palacio de los marqueses de Menahermosa fue realzada con diversas pinturas por sus lados sur y este, los considerados nobles, al estar ocupados por edificios auxiliares los demás. Fue vuelta a pintar por los hermanos María y Manuel Muñoz Clares a mediados de la década de 1980, al estar muy perdidos los originales por los arrastres de tejados, al encontrarse en malas condiciones los aleros. 

En la primera de las zonas se dispuso el blasón del linaje Llamas, ennoblecido con la corona marquesal, decorado con diversas armas y sostenido por la cabeza de un posible indio, recuerdo, tal vez, de los años pasados por el fundador en el Perú. 

El anónimo artista empleó colores sencillos en las figuras, que dispuso, con cierto orden, de la siguiente manera: los trampantojos separan conjuntos de instrumentos militares y armas, para no hacer monótona la contempación del conjunto. Ambos lados de la gola se abren y cierran con militares vestidos con casacas, pelucas, tricornio y espada al cinto, que tañen diversos instrumentos, los de la calle del Marqués son trompeteros y los de la Avda. de Juan Antonio Perea, el de poniente toca la trompa y el de levante el tambor. 

En esta última, tras el soldado de la trompa se pintaron varias banderas; luego, un trampantojo con corona de laurel, que imita un ventanuco circular con celosía, seguido de un dibujo en azul, con forma de gran "S", adornado con una sencilla flor. A continuación se ve una bandera recogida, un cañón  otra bandera al viento, tambor y lanza; otro trampantojo entre "S" similar al anterior y a los que vendrán, dos lanzas, un escudo y un objeto indefinido, traspasado por un dardo, un cañón con dos balas, bandera tremolando y una lanza. Un nuevo trampantojo, el dosel que protege el escudo del linaje Llamas, custodiado por dos soldados con escopetas y espadas, otro trampantojo, un cañón con ruedas, banderas, lanza, una espada y el soldado tamborilero. 

                                                 

En la parte de la calle del Márques, después del trompetero existente en la esquina con la Avenida mencionada, se dibujaron banderas, un trampantojo, más banderas, tambor, un cañón sin ruedas, como abatido o vencido, una espada, las clásicas iniciales latinas s. P.Q.R. en un estandarte, que traducidas, significan "Senado y Pueblo de Roma", una bandera y una alabarda, un nuevo cañón con ruedas, una tienda de campaña guardada por dos fusileros entre las conocidas "S", un nuevo s.P.Q.R., banderas, un hacha y un yelmo; otro trampantojo, una espada desnuda y dos lanzas.

Al final, entre banderas, se advierte un trampantojo distinto a los demás, a cuyo lado hay dos lanzas y un cañón. Recuerda una ventana circular con una maceta de claveles. El resto del alero carece de decoración, por corresponder a la ampliación de la casa, efectuada hacia 1780 por el segundo marqués de Menahermosa. 



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